Según el activista informático Richard Stallman (Nueva York, 1953), cualquier país está preparado para incorporar el uso de software libre (SoL) en las instituciones del Estado: sólo hace falta voluntad política. La decisión no debe tomarse por razones prácticas o técnicas, debe ser ética. “Si las personas no valoran o no comprenden cómo los software privativos afectan su libertad no entenderán por qué migrar al SoL”, explica. El lunes tenía pactada una reunión con José Mujica, pero éste decidió suspenderla por su sorpresivo viaje a Argentina. En cambio, fue recibido por el secretario de Presidencia, Diego Cánepa. Tras el encuentro, Stallman aceptó dialogar con la diaria, entre otras cosas, sobre cómo la educación, y en particular el Plan Ceibal, debería contribuir a alcanzar la “soberanía informática”.
-Los impulsores del SoL sostienen que migrar de, por ejemplo, Windows a GNU/Linux no es una cuestión técnica sino filosófica…
-Es una cuestión ética, porque la diferencia entre el SoL y el software privativo es que uno respeta tu libertad y el otro no. Un programa de SoL lleva cuatro libertades esenciales. La “libertad cero” es la de ejecutar el programa como quieras. Muchos programas privativos restringen con sus licencias el uso de las copias autorizadas y evidentemente eso no es tener el control de tu informática, porque el control está bajo el poder del dueño del programa. La “libertad uno” es la de estudiar el código fuente y cambiarlo para que el programa haga lo que tú quieras. Así, en lugar de seguir siempre las decisiones del dueño del programa, decides tú qué hacer en tu informática, tú tienes el control. La “libertad dos” es la de ayudar a los demás, de redistribuir copias exactas del programa como lo recibiste, cuando quieras. Y la “libertad tres” es la de contribuir a tu comunidad, de distribuir copias modificadas cuando quieras. Con esta libertad no tenemos que hacer cada uno los cambios que deseamos porque cada uno puede hacer cambios y distribuir su versión. Así, todos podemos tener el beneficio de sus cambios, de sus contribuciones y, de esta manera, los que saben programar reciben los beneficios de la libertad. Un programa privativo no lleva estas libertades, es un instrumento para someter a la gente, a los usuarios.
-¿De qué forma?
-Los usuarios entregan el poder al dueño del programa, el dueño decide qué hacen los usuarios y qué no. Ejerce su control sobre los usuarios y ese poder induce frecuentemente funcionalidades malévolas, por ejemplo, las de vigilar al usuario, restringirlo, y pueden hacerlo casi sin obstáculo porque tienen el código fuente del programa. El SoL tiene una defensa contra esas funcionalidades malévolas, porque el programa se desarrolla bajo el control de los usuarios, colectivamente. Si alguien pone algo malévolo en el programa libre otro puede detectarlo y hacer una nueva versión que todos podamos usar. Con el SoL podemos corregir o mejorar el programa democráticamente, bajo el control de los usuarios; en cambio, el software privativo se desarrolla bajo la dictadura de su dueño.
-Muchas personas que tienen la postura de no migrar al SoL sostienen que…
-... no les pregunto por qué. No puedo hablar por ellos. Conozco un poco su pensamiento y mayormente es una combinación de dos cosas. Es no reconocer su propia libertad, no valorar su libertad, combinado con inercia social. Si algo se mueve en una dirección, cambiar de dirección cuesta esfuerzo, entonces migrar del software privativo al SoL cuesta. Si las personas no valoran o no comprenden cómo los software privativos afectan su libertad no entenderán por qué migrar al SoL.
-Pero hay limitaciones técnicas en el uso de SoL. Si GNU/Linux siempre revela sus códigos fuente, sus secretos, ¿cómo puede superar técnicamente a los privativos?
-No es necesario. Alguien que valora mucho su libertad no usará el software privativo de Microsoft ni de Apple, ni de Adobe ni de Oracle, ni de nadie, porque no quiere perder su libertad. No es correcto el supuesto de que para establecer la libertad necesitamos software mejor en el sentido meramente práctico; necesitamos, quizá, software adecuado. Pero alguien que realmente quiere libertad, si no hay programa para hacer algo libre no lo hace, como yo. Si no lo puedo hacer con SoL, no lo hago. En absoluto. Porque no voy a ceder mi libertad por hacer algo con mi computadora. Sí hay atracciones prácticas en SoL, pero son secundarias, porque la libertad es más importante. Mi esfuerzo no es mejorar el SoL en sentido práctico sino enseñar a la gente a valorar su libertad para que vea por qué migrar. Y a veces la libertad requiere un sacrificio.
-Libre no es sinónimo de gratuito.
-Ninguna de las libertades es una cuestión de precio. La “libertad dos” incluye la liberta de vender o regalar copias, igual que la “libertad tres”. No es asunto de precio, hay programas privativos que son disponibles en forma gratuita pero, a pesar de eso, privan de la libertad y, por lo tanto, no se deben usar. Por ejemplo, el reproductor de flash de Adobe es un programa privativo que hace cosas malévolas.
Tiene una funcionalidad comparable a las de cookies pero camuflada. Los sitios que no son honestos pueden usarlos para abusar de los usuarios. Es muy importante no tener instalado este programa.
-¿La decisión de un gobierno de transformar en política pública el SoL debe ser necesariamente ética?
-Sí, porque la libertad es más importante que los factores prácticos que no son de vida o muerte.
-¿Cualquier país está en condiciones de incorporar el uso de SoL en las instituciones del Estado?
-Sí. Porque sólo cuesta esfuerzo, sólo se necesita voluntad política, y la voluntad política necesita valorar la libertad. Pero en el caso de una empresa pública esta libertad se traduce en soberanía informática. Es un deber.
-Ya estuvo en Uruguay antes, pero es la primera vez que lo recibe la Presidencia de la República. ¿Encontró esa voluntad política?
-Sí, se ve que el señor Cánepa está pensando seriamente en la migración al SoL. Pero hay oposición y pienso que la oposición está basada en valores secundarios, realmente no tienen importancia.
-¿Por ejemplo?
-Dicen que no hay un programa libre tan bueno como el programa privativo, pero a veces la libertad exige un sacrifico. Dicen que no economizarán porque hay costes de capacitación y soporte, y digo “sí, está bien, pero realmente ¿no vale la libertad pagar un costo en dinero?”. Cuando la libertad sólo exige un costo en dinero es un caso afortunado, porque a veces la libertad exige un sacrificio de la vida. Sólo un poco de incomodidad. Es fácil. Y dicen que también algunas empresas uruguayas ganan dinero con software privativo, pero es injusto. Ni Microsoft, ni Adobe ni una empresa uruguaya tienen derecho a ganar dinero sometiendo a los demás.
-¿Cómo debe un Estado evolucionar hacia el Sol?
-Primero debe plantear la migración a lo largo de años. Hacerlo repentinamente provocaría confusiones y problemas evitables. Segundo, hay muchas instituciones con prácticas diferentes. Lo que sugiero es lo que Ecuador ya ha hecho: nombrar una agencia responsable de la migración de todas las informáticas estatales, y, si una institución quiere seguir usando un programa privativo, tiene que solicitar una excepción temporal sólo a esa agencia que es la competente. Y sólo otorgará la excepción bajo razones importantes. “Sólo es un poco más cómodo”, “este programa tiene esta funcionalidad”, “no queremos aprender otro”, son argumentos que no bastarán para conseguir una excepción, y tendrán que emigrar.
-¿Contribuye el Plan Ceibal al movimiento de SoL?
-Es muy importante porque las escuelas deben usar únicamente SoL en su enseñanza, y no sólo para economizar. Algunas empresas privativas suelen regalar copias gratuitas de su software no libre a las escuelas. ¿Y por qué lo hacen?
Quieren aprovecharse de las escuelas como instrumentos para imponer a la sociedad entera una dependencia de sus productos. Entonces las escuelas deben enseñar únicamente SoL y deben rechazar su participación en ese plan de enseñar la dependencia, porque sembrar la dependencia va en contra de la misión de la escuela. La misión social de la escuela es educar a la próxima generación como buenos ciudadanos de una forma fuerte, independiente, solidaria y libre. Y en la informática sólo se hace haciendo usuarios de SoL. Esas empresas regalan la primera dosis de su droga para hacer dependientes a los alumnos, que después de ser dependientes tienen que pagar. No regalan copias gratuitas en las empresas; es un plan de sembrar dependencia en el país y las escuelas tienen el deber de resistirlo. También para la educación de los programadores. Un programador nato entre los 10 y los 13 años comienza a aprender todo el funcionamiento del sistema, pero cuando quiere aprender cómo funciona un programa, si es privativo el profesor no puede explicárselo porque el código es secreto, no está la posibilidad de educarlo. Un programa privativo es enemigo de la educación y no debe ser tolerado en una escuela. Si el programa es libre el profesor puede explicarlo. La manera de aprender a programar bien es leer y escribir código, y sólo el SoL ofrece esa posibilidad. Pero hay otra razón más profunda para la educación moral en la ciudadanía. Las escuelas no deben enseñar sólo hechos y metros sino el espíritu de buena voluntad, el hábito de ayudar al otro. Es un lugar para compartir conocimiento.
-¿En el fondo está la idea de que toda persona tiene que ser un programador?
-No, pero todo el mundo debe tener la oportunidad de hacerse programador y la oportunidad de estudiar y cambiar el programa. O también la oportunidad de pagar un programador para cambiar un código fuente. Si tengo una empresa que no hace programación, no sé programar y un programa no es cómodo para mí, y deseo que funcione diferente, tengo la opción de pagarle a otro para cambiarlo por mí. Y así funciona una parte importante del negocio del SoL.
-¿Sería coherente que todo gobierno de izquierda impulsara el uso de SoL?
-Sí y no. Hay una relación pero no es automática. Los gobiernos de izquierda tienen más voluntad de oponerse al poder de las empresas, pero no siempre. En España gobierna el Partido Socialista y apoya software privativo, y en algunas regiones de derecha han migrado a SoL.
-¿Cuántos usuarios reúne la comunidad de SoL?
-Nadie sabe. Millones, pero nadie puede contarlos porque no hay obligación de identificarse ni de pedir permiso de nada porque cada uno es libre.
-¿Puede afirmar que ésa es una comunidad socialista?
-No. El movimiento SoL combina aspectos socialistas, anarquistas y capitalistas.
-¿Capitalistas?
-Sí, porque hay negocios de SoL. No estoy en contra del negocio, estoy en contra de privar a los demás de su libertad. Pero siempre que respetes la libertad de los usuarios, no me quejo.
A la luz del SoL
En marzo de 1985 Stallman creó la Software Foundation (Fundación de Software Libre) y anunció sus intenciones de crear un sistema de código abierto basándose en otro de código cerrado llamado Unix; explicó el proyecto en el “Manifiesto GNU”.
GNU (“GNU is Not Unix”) es la irónica denominación que le dio a un conjunto de herramientas (software) que liberó bajo una licencia pública. En inglés, GNU tiene una pronunciación similar a “ñu”, lo que dio lugar a su identificación gráfica con ese animal. Para transformar el GNU en un sistema operativo, un joven ingeniero finlandés, Linus Torvalds, desarrolló en 1991 un núcleo (o kernel) al que denominó Linux. Torvalds también liberó el código y dio lugar al sistema de sofware libre GNU/Linux.
No a la TV digital europea
En el programa radial No toquen nada, Stallman se refirió a la norma de televisión digital que Uruguay decidió adoptar: “Es muy importante rechazar la norma europea porque contiene funcionalidades malévolas, fue concebida para restringir a los ciudadanos. Los Estados de Europa se han vendido a las empresas: trabajan para las empresas en restringir a sus ciudadanos, es una forma de traición. La emisión puede tener una señal diciendo que no se puede grabar. Es negarle al usuario una capacidad que ya tiene”.
La Diaria, 09 de abril de 2010 - Lourdes Rodríguez
viernes, 9 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario