Denuncian venta de decodificadores de TV satelital "piratas"

La Justicia Especializada en Crimen Organizado tramita una denuncia sobre la comercialización de decodificadores "piratas" de televisión satelital. La Aduana se incautó de 3.000 aparatos que se encontraban "en tránsito" hacia Paraguay.

La acción judicial fue presentada el martes ante el magistrado Jorge Díaz por la empresa suiza Nagravisión, miembro del grupo Kudelski, que desarrolla el sistema de codificación de señales que utilizan varias empresas proveedoras de televisión satelital.

La empresa, que en Uruguay es representada por la abogada Virginia Cervieri, denunció la comercialización de aparatos que, si bien en apariencia solamente captan señales gratuitas, cuentan con un chip que decodifica el sistema de Nagravisión y de esa forma el usuario accede a canales pagos sin abonar al proveedor.

En la denuncia se explica que existen dos modalidades de acceso a la televisión satelital: la primera es gratuita (FTA, por su sigla en inglés en la que el usuario solamente puede ver señales no codificadas) y la segunda mediante el pago de un abono mensual donde se tiene acceso a canales codificados.

Según la denuncia de Nagravisión, en Uruguay es posible comprar receptores de FTA que cuentan con el chip que decodifica las señales pagas junto con una antena satelital. Los aparatos se comercializan en locales de Montevideo y en la frontera con Brasil, y su costo varía entre US$ 200 y US$ 500, de acuerdo con sus prestaciones. "Lo que queremos es que se investigue quién importa y comercializa estos aparatos en Uruguay", señaló Cervieri a El País. La abogada explicó que la denuncia se presentó según lo que prevé la ley de "uso indebido de señales destinadas a ser recibidas en régimen de suscripción".

La ley, vigente desde 2002, castiga con la pena de tres a 24 meses de prisión a quien venda o arriende "decodificadores o cualquier otro artefacto, equipo o sistema diseñado exclusivamente para eliminar, impedir, desactivar o eludir los dispositivos técnicos que los titulares autorizados de la señal hayan instalado para su protección".

Según Cervieri, los decodificadores que se venden en Uruguay se ofrecen con un pen drive mediante el cual el usuario puede conectarse a internet para actualizar los códigos de las señales, ya que Nagravisión modifica periódicamente las claves de acceso para impedir que personas que no pagan un abono mensual accedan al servicio de televisión satelital.

"Si se trata de receptores FTA para captar señales libres no se necesita decodificador, porque no hay nada que decodificar. Desde el momento que se cuenta con un decodificador, es porque se está bajando una señal paga, lo cual es ilegal", explicó la abogada.

INCAUTACIÓN. La semana pasada, la Dirección Nacional de Aduanas detuvo un contenedor con unos 3.000 decodificadores de señales de televisión satelital para abonados que se encontraban en Uruguay "en tránsito" desde su país de origen, China, rumbo a Paraguay.
Por orden del juez Díaz, se congeló el despacho de la mercadería a la espera de que el responsable de la importación se presente ante la sede judicial para reclamar los aparatos.

A su vez, Cervieri, en representación de Nagravisión, solicitó al magistrado la incautación y destrucción de los decodificadores. Pero antes de pronunciarse, el juez ordenó que primero la Policía Técnica realice una pericia sobre los aparatos, para determinar si efectivamente son ilegales.

En relación a esos aparatos, la abogada estimó que al encontrarse "en tránsito" hacia Paraguay, difícilmente aparezcan los responsables de la importación detenida.

Sanción al usuario
La ley por la cual Nagravisión presentó la denuncia, prevé sanciones para quien en "provecho propio o de un tercero" capte señales destinadas a receptores abonados.

En tal caso, se pueden aplicar multas de hasta 800 UR o su equivalente en prisión.

La abogada Virginia Cervieri dijo a El País que, en principio, la intención de la empresa que representa no es castigar al usuario sino a quien comercializa los decodificadores.


El País, 08 de abril de 2010 - Pablo Meléndrez