martes, 2 de junio de 2009

Menos lectura, menos tele, más teatro, más internet

El Observatorio Universitario en Políticas Culturales (Obupoc) de la Universidad de la República dio a conocer algunos datos que surgen de una encuesta a nivel nacional que revela cambios respecto de un relevamiento similar realizado en 2002.

“A seis años de realizado el primer informe estamos muy conformes con que este nuevo trabajo haya sido posible”, dijo a la diaria la investigadora en historia y ciencias políticas Susana Dominzain, que dirige el Obupoc, una institución que funciona dentro de los Centros de Estudios Interdisciplinarios Uruguayos (CEIU) y el
Centro de Estudios Interdisciplinarios Latinoamericanos (CEIL) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Udelar. La propia definición de “observatorio” implica la idea de seguimiento. Esta segunda encuesta nacional fue posible gracias a una iniciativa del Ministerio de Educación y Cultura que data de julio del año pasado y al apoyo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional.

Para este nuevo relevamiento se entrevistó en febrero a mayores de 16 años en ciudades de más de 5.000 habitantes; 1.500 correspondieron a Montevideo y 2.000, al interior del país, con especial atención a los departamentos de Florida -por ser el primero en alojar al Plan Ceibal, objeto de varios capítulos de la encuesta- y Maldonado, donde había un interés especial de la municipalidad.

Los resultados divulgados ahora, explica Dominzain, son sólo una primera aproximación a los datos crudos. El análisis y la interpretación de las cifras, que correrá por cuenta del equipo que integra con Sandra Rapetti y Rosario Radakovich, será editado en agosto, tal como en 2003 lo fue el primer Informe sobre imaginarios y consumo cultural en Uruguay.

También este año será publicado el estudio sobre consumo cultural en asentamientos, realizado por Obupoc en 2006.

Los veteranos ya no leen Reunirse con la familia o amigos desplazó a mirar televisión como principal actividad del tiempo libre, si se compara las encuestas de 2002 y 2009. En los puestos siguientes se mantienen la escucha de programas radiales, los paseos al aire libre y centros comerciales, y la lectura.

Esta última actividad, en términos generales, decayó, pero tal vez el dato siginificativo sea que el descenso se debe a que los que leen menos que antes son los mayores de 60 años. Dominzain advierte sobre los riesgos de extraer conclusiones apresuradas respecto de los hábitos de lectura de los jóvenes -algo tentador, ya que estos datos contradirían la opinión generalizada de que “los jóvenes no leen”- y prefiere limitarse a observar que los grupos etarios de 16 a 29 y de 30 a 59 están más cerca de sus niveles de lectura de 2006, en tanto el descenso es más fuerte en el tercer grupo. No se cuenta con datos para profundizar acerca de las razones del descenso de la lectura en los mayores de 60 (sería interesante cruzarlo con el plan de operaciones de ojos gratuitas llevado a cabo por el Ministerio de Salud Pública). En general, 25% de los encuestados lee varios libros al año, 26% lee alguno al año, 15% casi nunca lee y 34% nunca lee libros. En Montevideo se lee bastante más que en el interior, pero el descenso fue mayor: la lectura de varios libros cayó de 37% en 2002 al 30% actual; en el interior la lectura de varios libros anuales pasó de 21% a 17%.

La lectura de diarios disminuyó levemente respecto de 2002, cuando la no lectura era de 31%, mientras que ahora es de 35%. El precio de los diarios sigue siendo la principal razón por la que la gente no los lee (28% cita ese motivo).

En cuanto a la lectura de libros, sigue manifestándose un claro predominio de la novela, algo usual en este tipo de relevamientos en América Latina, según Dominzain. Dos géneros “sorpresa” que rankearon alto en 2002 confirman su lugar de preferencia: los ensayos ocupan el segundo lugar y la poesía, el quinto, por encima de lecturas de autoayuda, religión y salud.

El rock es la nueva cumbia
El ascenso del rock como segundo género en las preferencias de los encuestados (en el primer lugar sigue estando el folclore, con 38%) es tal vez el dato más llamativo en cuanto al universo musical. Será muy interesante conocer el cruzamiento de estos datos con las variables edad y nivel socioeconómico, tras este lustro en que proliferaron los eventos apoyados por cervezas y bebidas cola.

La música clásica sigue firme en el sexto lugar, debajo de los géneros mencionados, la “melódica” y la “popular”, y del séptimo hacia abajo se ubican el tango, la tropical, la música brasilera, la murga, el jazz/blues, la marcha y, en último lugar, el candombe.

Uruguayo, uruguayo
“El cine nacional recogió el reconocimiento crítico que obtuvo”, dijo Dominzain al comentar el notorio ascenso que tuvieron las producciones cinematográficas uruguayas, que duplicaron su consumo respecto de 2002, tanto si fue emitidas por televisión (50%) como exhibidas en salas (21%). El fenómeno se produce dentro de un universo en que la asistencia mantiene sus niveles de 2002 (3% va una vez por semana, 14% alguna vez al mes, 25% alguna vez al año, 49% hace años que no va y 9% nunca fue al cine).

Averiguar la opinión de los encuestados sobre futuras producciones nacionales en televisión fue uno de los objetivos del trabajo: 35% respondió que los canales deberían pasar el 50% de programación nacional, 21% opinó que debería ser el 75%, 12% se inclinó por el 25%, 11% consideró que el 100% debería ser producido aquí y sólo el 2% respondió que nada de lo emitido debería ser uruguayo.

En cuanto a qué cosas de nuestro país se desea ver las respuestas fueron programas periodísticos (90%), cine (88%), programas de entretenimiento (85%), infantiles (83%), fútbol (83%), teatro (74%) y telenovelas (70%). En Maldonado, 41% dijo que habría que hacer una versión local de Bailando por un sueño, y en general los encuestados opinan que deberían emitirse menos programas argentinos.

El 96% de los encuestados tiene televisor color en su casa y 95% ve televisión (47%, tevé abierta; 53%, cable o digital), en tanto que 69% ve canales uruguayos, 12% argentinos, 3% brasileños y 11% canales en inglés u otros idiomas.

Lo que más se ve son informativos (69%), películas (42%), programa deportivos (26%) y programas de entretenimiento (25%).

Salimos
Aunque el teatro no parece ser el espectáculo nacional que la gente más ansía ver, la concurrencia a salas aumentó de 63% a 81% de 2002 a 2009, y algo parecido ocurre con la no asistencia a funciones de danza, que bajó de 85% a 53%.

“Estamos ante una población más activa culturalmente; los consumos aumentaron, la asistencia aumenta, pero hay que ver quiénes van”, explicó Dominzain.

Por primera vez se pregunta por la asistencia a la ópera, y 84% de encuestados afirma no habérsele acercado en su vida.

Aguante, Ceibal; Facebook, no existís
Previsiblemente, la encuesta arroja que el uso de internet aumentó con relación a 2002. Ahora, 33% la usa casi todos los días (antes era el 11%) y 13% la usa una o dos veces por semana (en 2002 era el 9%). Comunicarse con amigos y familiares es el principal uso de internet (40%), y en este aspecto Dominzain lamentó la falta de una pregunta que orientase acerca de la cantidad de familiares en el exterior que tienen los encuestados. El 24% se mete en internet para trabajar, 20% busca información específica, 7% lo usa para estudiar, 7% para divertirse y sólo 0,2% para hacer compras.

La promocionada explosión de las redes sociales de internet es un fenómeno marginal, según la encuesta, que arroja que sólo el 0,2% de la población usa la red para entrar a Facebook o para alimentar blogs.

El Plan Ceibal, por su parte, es conocido por el 78% a nivel nacional, aunque curiosamente su popularidad es mayor en Montevideo (82%) que en el interior (74%), donde primero se procedió a su implantación. “Se ha hablado mucho en los medios montevideanos; habría que ver si Florida sobresale con mayor conocimiento”, dice Dominzain como posible explicación del fenómeno.

En ese departamento, 82% manifestó estar de acuerdo con que el Ceibal “mejora el futuro de los niños”, 21% cree que “les hace perder tiempo”, 14% dice que “no cambia nada”, 49% considera que “los pone en contacto con información perjudicial”, 91% que “los pone en contacto con el mundo” y 58% cree que “el Plan Ceibal sustituye a la televisión por el uso de la computadora”.

En cuanto al uso de teléfonos celulares, algo que no se había preguntado en 2002, 85% asegura poseer uno. El 30% de los hogares tiene uno, 31% tiene dos, 19% tiene tres y 12% tiene cuatro.

El 84% lo usa para hacer y recibir llamadas, 80% para recibir mensajes, 31% para sacar fotos, 8% para conectarse a internet y 6% para llamar al 0900.

Imagine
La encuesta no pretende indagar sólo sobre consumo, sino también sobre imaginarios culturales. En este aspecto el trabajo es guiado por el acuerdo de los encuestados con ciertas frases hechas u opiniones generalizadas. Los investigadores destacan en este rubro la emergencia de una población más esperanzada: mientras que en 2002 el 68% no estaba de acuerdo con la idea de que “Uruguay no tiene futuro”, ahora es un 81%. Los más optimistas están en Montevideo, Canelones, Florida, Río Negro, Rocha, Soriano y Tacuarembó, mientras que los más pesimistas se encuentran en Artigas, Cerro Largo, Maldonado, Lavalleja y Treinta y Tres.

A la pregunta “¿Está de acuerdo en que con los impuestos que usted paga el gobierno les dé dinero a los pobres?” el 50% afirmó que sí, 40% que no y 10% no supo o no contestó. El acuerdo es mayor en el interior que en Montevideo, y habrá que ver qué dice el cruce con clases socioeconómicas.

En cuanto a la inmigración, ahora 75% opina que hay que abrir las puertas a personas de toda procedencia, una idea que en 2002 recogía 69% de adhesiones.

La autopercepción como pueblo de quejosos al que le cuesta cambiar se mantiene en los niveles de 2002: 84%.


La Diaria, 02 de junio de 2009

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