lunes, 1 de junio de 2009

La situación en Radio Centro

La ocupación de Radio Centro de Cardona por parte de sus funcionarios, reclamando salarios impagos desde hace ya un buen tiempo (ver nota en página 10), pone en la consideración pública otros aspectos que hacen a la vida de los medios de comunicación.

Considerar que esto se trata únicamente de una reclamación laboral, o de un diferendo entre empleados y patrón, es tener una mirada muy acotada de un conflicto que en lo superficial puede tener esa observación cortoplacista, pero que en realidad desnuda un problema estructural, que trasciende a la radio colega e interpela la forma en la cual en este país se han concedido las ondas de radio y televisión.

Los problemas a los que hoy se enfrentan los trabajadores afectados por esta situación, no es más que la consecuencia del servilismo que durante años se practicó en el país, donde se utilizó la potestad del Estado en función de políticas de amiguismo, pago de favores y búsqueda de influencia de los medios electrónicos.

La permisividad de varios gobiernos, la ausencia de controles efectivos o las estrategias de los operadores para evadir las disposiciones legales vigentes, colocando a los medios de radiodifusión como mera explotación comercial, han sido las prácticas que derivan en estos resultados.

Y en Cardona no es nueva esta situación. La censura, el silencio y el amiguismo, todo producto de una concesión clientelística, donde prima el lucro sobre el sentido de servicio, sigue siendo la moneda corriente en determinados ámbitos de la radiodifusión local, donde se prohibió y se prohíben voces disidentes.

Más de una vez a través de estas mismas páginas hemos dicho que enfrentar esta situación es un desafío que deben asumir no sólo los propios periodistas, defendiendo su fuente laboral y su libertad a expresarse, sino también la comunidad toda. Las ondas de radio son del Estado, por consecuencia de cada uno de nosotros y no pueden quedar al libre albedrío de quienes sólo buscan réditos personales.

Estimular la pluralidad de medios que aseguren la diversidad cultural y el pleno ejercicio del derecho a la información, que garanticen una mayor igualdad de oportunidades y pregonen programaciones de calidad con oportunidades a la producción local, es una de las formas de contrarrestar la prédica de aquellos que buscan la utilidad económica.

Pero también, en esto va implícita la defensa de la libertad de expresión. La lucha por ella no es tarea de un día, es un afán permanente y esa trinchera hay que ocuparla fundamentalmente cuando vemos a nuestro alrededor que alguna voz se quiere acallar. El silencio en periodismo es sinónimo de sumisión.

En los conflictos también se pueden sacar enseñanzas. Sólo es necesario atreverse a pensar y no caer en la superficialidad de los hechos.


Periódico Centenario, 31 de mayo de 2009 - Editorial - Cardona

No hay comentarios:

Publicar un comentario