lunes, 25 de mayo de 2009

Plan Ceibal en Mones Quintela: navegando incluso a oscuras

Hace más de un mes que la pequeña localidad artiguense de Mones Quintela se convirtió en el primer centro poblado con internet inalámbrico gratuito. Gracias a un grupo reducido de voluntarios de la Red de Apoyo al Plan Ceibal (RAP) de Bella Unión y a la colaboración de la empresa local Calpica, unos 80 niños acceden a Internet desde sus casas, aunque en muchos casos ni siquiera tienen luz eléctrica.

En Montevideo, en tanto, este sábado hubo una jornada de presentación de las XO.

Los diferentes grupos de RAP están distribuidos en todo el país: el primero se creó en Montevideo. Sus integrantes son voluntarios y trabajan, justamente, apoyando al Plan Ceibal. Dan charlas y ayudan a los niños con cualquier inconveniente que surja en su máquina XO.

Cuando los 12 voluntarios de RAP de Bella Unión se acercaron a Mones Quintela, donde viven unas 1.000 personas, se enteraron que sólo los niños que están cerca de la escuela tenían una buena conexión, ya que la empresa Calpica bloqueaba la señal para aquellos que viven detrás y a los costados de la fábrica. Entonces, el RAP se propuso solucionarlo.

Pueblo inalámbrico
“Si vas a Bella Unión y preguntás por Mones Quintela, mucha gente puede no saber dónde queda”, dice a 180 Ignacio Montero, uno de los voluntarios del RAP de Bella Unión. “Pero si preguntás por Calpica, te van a saber decir”.

Montero nació en Bella Unión hace 23 años y estudia una tecnicatura en Sistema Operativos y Redes. “Se identifica al pueblo con la empresa”, asegura. Primero se creó Calpica y después llegó el pueblo, cuenta.

Calpica, que es una cooperativa de riego, caña de azúcar y arroz, es dueña de todo el terreno donde está edificado el pueblo.

La única forma de solucionar la situación de aquellos niños que no podían tener conexión en sus casas, por vivir alrededor de la gran fábrica del pueblo, era pedirle ayuda a la misma Calpica.

El proyecto de la uruguaya Anick Peter sobre “ciudades inalámbricas” sirvió de base para los voluntarios del RAP. “La idea central es brindar conexiones gratis a internet para que las personas puedan estudiar y hacer trámites, por ejemplo”, explica Montero.

El planteo fue simple pero arriesgado: Calpica debía comprar los equipos y pagar la conexión del ADSL, mientras que los voluntarios del RAP se comprometían a garantizar la instalación y la configuración de las máquinas.

A pesar de que, según destaca Montero, la empresa “no tiene absolutamente ninguna relación directa con la gente a quien beneficia, porque no gana en marketing ni en propaganda”; la respuesta fue afirmativa.

Manos a la obra
Compraron las antenas y armaron el equipo. Lo probaron. Funcionaba.
“Le dijimos a Calpica que podíamos largarlo, pero teníamos que ver si lo que estábamos haciendo era legal”, dice Montero. Debido a que la empresa es dueña de todo el predio que ocupa Mones Quintela, no hubo impedimentos legales.

“Por eso es que salió todo tan rápido”, destaca el voluntario, y enseguida aclara que nada de esto tuvo coordinación con Primaria o con el Latu. “Si el tema entraba Primaria, se iba a dilatar mucho porque es todo muy burocrático y capaz que terminaba saliendo a fin de año y con limitaciones”, argumenta.

Calpica invirtió menos de 300 dólares en los equipos, además de unos 1.000 pesos mensuales por la conexión de ADSL. “Para una empresa grande no es tanto”, dice Montero, que reitera el concepto de compromiso que existe entre la empresa y el pueblo: “si le pedimos a cualquier empresa que compre los equipos, ponga la conexión y se encargue del mantenimiento, seguramente sean pocas las que digan que sí. Por suerte en Artigas no son tan pocas: están comprometidas con la comunidad”.

Conectando...
El sábado 11 de abril, los voluntarios del RAP de Bella Unión volvieron a Mones Quintela, esta vez para habilitar las máquinas XO. Más de 80 niños se llevaron su computadora habilitada, pronta para conectarse desde las ocho de la mañana hasta las 10 de la noche.

La conexión está dirigida sólo a las máquinas del Plan Ceibal, ni siquiera está habilitada para los maestros. Esto se debe a que los voluntarios del RAP entienden que Internet es una herramienta para acceder a información, sin juzgar si es buena o mala. “No queremos que entren a otras páginas”, dice Montero.

Existen filtros que impiden acceder a páginas pornográficas o de contenidos violentos. Pero “a los filtros de contenido les cuesta poner en contexto las palabras y filtrar correctamente”, se lamenta el voluntario. Por eso, indica, antes de habilitar la conexión se conversó con los padres para advertir sobre estos peligros. “Cada adulto se responsabiliza por el niño ante nosotros. Pero es una responsabilidad de buena fe, nada más”.

Si bien hay picos de 30 computadoras conectadas (y hasta de 60 durante los primeros días), el promedio es de 16, que según dice Montero es la cantidad de alumnos de quinto y sexto año. “Los más grandes son los que más usan Internet”, cuenta. “Poco a poco la situación se normalizó y pasó la novedad”.

Eso sí, cuando la conexión escasea, los chiquitos se hacen sentir.

Ante una posible tormenta, en la fábrica desenchufan todo y deshabilitan el acceso a internet. Montero cuenta a 180 que luego de 48 horas sin conexión, los niños se acercan a la empresa a protestar: “hace unos días me llamó el secretario de Calpica ¡porque tenía a 11 niños en la puerta que querían una explicación!”.

Te escribo, ¿me escribís?
Si quedan dudas, la vía de comunicación es por correo electrónico. “Pedirles que nos manden un mail es una manera de obligarlos a que usen las computadoras. Si no saben, siempre hay algún niño cerca que puede ayudar”, señala Montero. La experiencia los convenció de que esa vía esa es la mejor porque los correos “siempre llegan”.

El alcance de la conexión no tiene un límite definido. “Yo conseguí cobertura a nueve kilómetros de Calpica”, dice Montero, aunque el promedio es de cuatro kilómetros, casi cinco, que se miden en un círculo alrededor de la fábrica.

Como el alcance no se puede limitar, lo que los voluntarios del RAP controlan es el acceso a internet. Si cuando están monitoreando, encuentran una computadora conectada que no es de las habilitadas, enseguida le quitan el acceso a la Web.

Portales de noticias, la banca de quiniela, las webs de One Laptop Per Child (donde descargan juegos y programas), el pronóstico del tiempo y la página de Mercado Modelo son las más visitadas, según indica Montero. “Ahí te das cuenta que no son sólo los niños quienes usan las XO, por ejemplo, hay gente que tiene fruta y quiere conocer los precios en Montevideo para poder venderla. Esas son cosas que a nosotros nos gratifican un montón: ver que están usando la conexión para acceder a información útil. Es como decir: misión cumplida”.

Ceibal en Montevideo
Un tablón y dos caballetes sirvieron de apoyo para unas 25 computadoras del Plan Ceibal, pertenecientes al Latu que durante este sábado las tenían en préstamo los voluntarios del RAP durante una jornada en la Plazoleta Viera, en el barrio montevideano de Villa Dolores.

La idea era “presentar las máquinas en sociedad” a los capitalinos, que vieran cómo son y cómo funcionan las tan anunciadas XO: los escolares montevideanos aún no comenzaron a recibir sus computadoras.

Los niños, con su habitual ansiedad, jugaron todo el día con las computadoras, aprendieron parte de su funcionamiento y aprovecharon para navegar en internet al aire libre. Mientras tanto, padres, tíos y hasta abuelos aprovechaban cada momento de distracción de los más chicos, para meter mano y aprender también.

Lo que se viene
La habilitación en Mones Quintela es la primera fase del proyecto que tienen planeada los voluntarios del RAP de Bella Unión. Lo que sigue es realizar el mismo trabajo en la localidad de Tomás Gomensoro.

“Nuestro objetivo es que un niño que esté en Mones Quintela abra su XO y pueda chatear con otro nene que esté en Gomensoro”, señala Montero.

Una vez que esté pronta esa tercera fase, se comunicarán con Primaria para establecer actividades conjuntas. “Si no podemos coordinar con Primaria, trabajaremos con los maestros”, dice el voluntario.

Además, están preparando otro proyecto, en este caso para Bella Unión. Montero explica: “vamos a poner una antena para brindarle conexión a 20 familias y estimular el uso de internet desde la escuela, dar talleres a los padres; todo con el objetivo de mostrar que la XO no es un juguete”.

A oscuras
Montero destaca que el Plan Ceibal llegó a Mones Quintela en condiciones peculiares. Como en otros lugares del interior, hay muchos niños que tienen su computadora y acceden a internet, pero en sus casas no tienen luz eléctrica.

Esos chiquilines tienen que cargar la batería de la XO en la escuela, donde sí hay electricidad. Así, cuando llegan a sus casas, pueden seguir usando las máquinas, aunque sea por un tiempo limitado: el de la vida útil de la batería de la computadora.

Ese es el caso de un niño que vive a unos dos kilómetros de Calpica. Son seis hermanos de una familia muy humilde que viven en una casa sin electricidad. “El chiquito es fanático de la XO, la carga en la escuela y se la lleva a su casa. La usa hasta que se le apaga”, cuenta Montero.

“Estábamos haciendo unas pruebas de conexión donde le preguntábamos a los niños si podían acceder bien a internet”, continúa la anécdota que describe con una mezcla de alegría e impotencia. “Le pregunté a este nene y me dijo que accedía perfecto. Nos agradeció por traer la internet, y antes de irse nos preguntó cuando traíamos la luz…”


180.com, 24 de mayo de 2009 - Matilde Marti

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