jueves, 29 de abril de 2010

Artistas piden que cada canal produzca 3 ficciones por año

El Parlamento tiene a estudio un proyecto de ley para obligar a los canales televisivos a incorporar tres productos artísticos nacionales en sus emisiones anuales. La Sociedad Uruguaya de Actores (SUA) aspira a que la propuesta abra caminos para vivir del arte.

“Las novias de Travolta”, “Hogar, dulce hogar” y “Charly en el aire” abrieron la puerta. El año pasado, luego de cinco años sin invertir en ficción nacional, los tres canales de aire hicieron su apuesta pero los artistas uruguayos esperan más.

La SUA promovió un proyecto de ley a fines del gobierno pasado para establecer la obligatoriedad de emisión de producción nacional en un 50%, de la cual un 20% deberá ser ficción. Si se concreta esa aspiración, cada canal deberá emitir un mínimo de dos largometrajes y una telenovela, serie o unitario uruguayos cada año, lo que equivale a doce producciones entre los cuatro canales.

El gobierno de Tabaré Vázquez hizo suya la idea y la promovió pero el Parlamento no llegó a votarla, por lo que a mediados de este año la SUA tomará acciones para promover la discusión pública del tema. “Así como Uruguay ha demostrado tener un importante caudal para desarrollarse en publicidad, tiene un potencial para producir ficción que debe ser discutido. Eso es fundamental para que podamos tener mayor estabilidad económica”, explicó a Ultimas Noticias el presidente de la institución, Sergio Mautone.

Lo que ocurre es que la SUA tiene aranceles básicos para quienes participan de una ficción nacional (ver nota aparte), pero los mismos no son cumplidos por las productoras debido a la falta de empleo. “Si la gente exige que le paguen lo que corresponde, no trabaja, salvo algunas excepciones que incluso negocian un caché más alto porque tienen determinada trayectoria”, explicó.

A eso se suma la disponibilidad de gente que “está dispuesta a aparecer en televisión aunque sea gratis. Se pueden pedir los extras por Internet y la gente se presenta sin cobrar, cuando en cualquier otro país se pagaría por esa tarea, aunque sea un mínimo”.

Sin embargo, Mautone reconoció que en los últimos cinco años “hubo algunos avances. Antes era imposible pensar que un artista pudiera alguna vez vivir de su trabajo. Hoy podemos, por lo menos, imaginar que podría suceder”.

sin Consejos

En la apertura del sitio web de la SUA (www.sua.org.uy), bajo la imagen de un sol sobre un horizonte celeste, se puede leer: “Gracias. Las actrices y actores del Uruguay hemos sido reconocidos como trabajadores. Gracias por ayudar a construir esta identidad. Gracias por trabajar juntos. Brindemos por todo lo que nos queda por construir”. Y es que la lucha es de larga data.

El 13 de noviembre de 1953 el gobierno de la época promulgó la ley que otorgó la jubilación a los actores. Tras largos años en radio y teatro, Constante Scartaccini fue el primer actor que se jubiló pero pocos lo hicieron.

Hacer los aportes como unipersonales no era sencillo en una profesión inestable y al comenzar la dictadura, el Acto Institucional Nº 9 la derogó. En el último gobierno, la senadora Margarita Percovich promovió una nueva norma y los actores fueron nuevamente reconocidos como trabajadores aunque no llegaron a participar de los Consejos de Salarios.

Mautone admitió el logro pero aclaró que “no funciona a pleno derecho. Es una ley que tiene un valor fundamental en lo conceptual porque reconoce al artista como trabajador pero presenta muchos puntos débiles y va a exigir una revisión para lograr la formalización del sector”. En ese sentido, el derecho a participar de los Consejos de Salarios es uno de los principales reclamos. El Pit-Cnt está de acuerdo pero hay resistencias por parte de los contratantes y el Estado todavía no se expidió al respecto.

Dado que la ronda de Consejos de Salarios comienza a fines de mayo, la SUA confía en ser tomada en cuenta. También hay expectativa respecto a la difusión que el nuevo gobierno pueda dar a la ley de Patrocinio, aprobada hace dos años pero con poco efecto, dado que según Mautone “no ha podido encontrar los canales adecuados”.

La norma establece descuentos impositivos para las empresas que aporten al teatro, la danza, la música, el desarrollo audiovisual, las letras y las artes visuales.

En este quinquenio habrá por primera vez un fondo común para el fomento de las artes que tendrá un punto de partida de U$S 2.600.000 aportados por el Estado y reajustables en cada Rendición de Cuentas. Las exoneraciones a las empresas que aporten a ese fondo o a cualquier propuesta artística avalada por el mismo van desde el 20% al 100% pero la propuesta no ha tenido repercusión.

Por ahora, el único aporte económico estatal concreto a las artes proviene de los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y de Montevideo Ciudad Teatral, que promueve la Intendencia capitalina, además de otros programas de menor cuantía en el interior del país. Para Mautone, “el país tiene un debe con sus artistas. En décadas el Estado no se ocupó de buscar un camino para que vivamos de nuestra profesión y en ese descuido, también dejó de lado el fomento de nuestra identidad”.

Televisión y cine nacional, el nuevo desafío

Actores que no cobran, aportes que no se hacen, cámaras y estudios prestados estiran los presupuestos uruguayos para hacer cine. Sergio Mautone, presidente de la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA), señaló a Ultimas Noticias que “en el exterior se ponen ejemplos de producciones uruguayas a U$S 500 pero la realidad es que no pagaron infraestructura, salarios ni aportes. Para hacer lo mismo en Europa o en Estados Unidos se gastarían decenas de miles. El logro es tremendo pero hay que entender que el soporte audiovisual debe ser remunerado”.

Directores y actores coinciden. Ricardo Preve, director de la película “José Ignacio”, usó su casa como estudio y escenario, un elenco donde más de uno no cobró y cámaras prestadas. Una lluvia de trece días le desequilibró el presupuesto y casi lo deja sin película. “Tenemos algunos inversores privados interesados en financiarnos pero es muy difícil. El cine independiente siempre choca con la falta de posibilidades”, explicó.

Mario Banchero, que en estos días dirige el rodaje de la miniserie “Correr el riesgo”, apuntó que enfrenta dificultades para filmar en el interior por los costos. “En este país viene cualquier argentino, aunque sea el último orejón del tarro, a grabar una escena de cualquier cosa y le facilitan todo pero para los uruguayos los costos son mortales”, comentó.

Para bajar costos los canales apuestan a los “enlatados” con sus consecuencias. Eduardo D’Angelo considera que “se ha perdido el sentido del humor nacional”.

Cristina Morán coincide y siente que “la gente se acostumbró a la guasada, la guarangada y la grosería”.

En su sitio web, la SUA advierte que “todavía priman los enlatados. En la vereda de enfrente, los actores de hoy esperan. Y ya han esperado mucho”.

50 espectáculos

Pese a las dificultades financieras, los artistas nacionales producen cientos de espectáculos anuales y mantienen una oferta permanente que oscila entre 50 y 60 obras teatrales que compiten por las salas. Sin embargo, la mayoría no son consideradas profesionales por la SUA, dado que se hacen casi de manera artesanal, lo que muchas veces impacta de manera negativa en el público, que concluye que el teatro es “aburrido” y repercute en contra de las propuestas más elaboradas.

Actores que cobran y dan de comer

Las dificultades económicas que golpean al teatro nacional obligan a ahorrar y a multiplicar recursos por otras vías. Un ejemplo lo constituye la Vieja Farmacia Solís, una iniciativa de Osvaldo Reyno en la cual los artistas no solo son protagonistas sino que cobran las entradas, ordenan el lugar y sirven las mesas con el vino y la picada que acompaña a cada presentación. Los viernes, también hay cena después de la obra para los que quieran completar la velada, en una apuesta a una nueva forma de hacer teatro.

El director Álvaro Loureiro, al frente del Grupo Aventura, encara el desafío de mantener un elenco independiente haciendo otras tareas. Cuando desarrolla sus obras en el Castillo Pittamiglio, es el encargado de la boletería. Otros luchas por recuperar viejos teatros como el Astral o el Victoria, golpeados por la dictadura, y también cobran y montan escenografías.

Así lo hace el actor Jorge Curi, que con varios galardones en su haber no duda en arremangarse para cambiar la distribución de las humildes gradas que sirven como asientos a los espectadores del histórico Victoria.

Sergio Mautone: “Podés ganar un Florencio y volver a casa en ómnibus”

María José Frías

La mayoría de los actores uruguayos no cobra por su trabajo. Cuando tienen un éxito llegan a ganar un máximo de $ 14.000 mensuales pero la mayor parte debe recurrir al multiempleo. En televisión y cine hay aranceles pero muy pocos los respetan.

“Podés ganar un Florencio y volver a casa en ómnibus”, aseguró el presidente de la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA), Sergio Mautone. Hay una relación directa entre la cantidad de entradas vendidas, el costo de producción, cuántos actores participan de la obra y el rol de cada uno con lo que ganan. Esa ecuación lleva a que un éxito de taquilla implique una ganancia mensual aproximada de $ 14.000 para el protagonista. “Es poco y encima no pasa seguido. Un artista podrá tener uno o dos éxitos de ese estilo en toda su vida”, apuntó Mautone.

Por eso la gente trabaja de otra cosa y “muchas veces llega a poner dinero de su bolsillo para producir obras que, si fracasan, repercuten en su vida personal”. Eso ocurrió el año pasado con la aparición de la Gripe A, que provocó un vacío total en las obras infantiles durante las vacaciones de julio.

En publicidad y locución, los aranceles de la SUA se cumplen pero también resultan trabajos ocasionales. Un locutor cobra $ 3.360 por prestar su voz para un contestador de empresa y un 30% adicional por idioma. Si es protagonista de un aviso televisivo, cobra $ 11.000, $ 4.000 para que su imagen salga en los diarios, $ 8.800 por vía pública y $ 15.700 por publibus. Los extras cobran $ 3.000 aunque los avisos salgan durante todo un año. Por conducir un programa, se pagan $ 10.970, que bajan a $ 8.780 si va todo el año. Un maestro de ceremonias cobra $ 6.400 para hacer la apertura y $ 9.970 si tiene que estar en toda la presentación.

Para los que trabajan en televisión o cine también hay aranceles pero los mismos no se cumplen en al mayoría de los casos. Hay un básico de $ 1.400 pesos diarios para actuar en una película y por encima de eso se negocia de acuerdo al rol de cada actor, pero muchas veces las productoras pagan menos. Para Mautone resulta “indigno que el sueldo del artista sea una variable. Si los artistas debemos descartar la posibilidad de vivir de nuestro trabajo porque estamos al servicio de la cultura, debería aplicarse en otros rubros. Con ese criterio, que los legisladores trabajen nueve horas en una zapatería para vivir, como hacemos nosotros, y después vayan a legislar, porque también brindan un servicio a la comunidad”.

A modo de ejemplo, el director y actor Alfredo Goldstein se mantiene como profesor de literatura. El año pasado, la directora Gabriela Iribarren dirigió Hamlet, una obra por la que el protagonista Álvaro Armand Ugón se llevó el Florencio. Era el único que estaba en todos los ensayos porque los trabajos particulares de los otros integrantes del elenco les impedía participar. “Se ensayaba el fragmento que involucraba a los actores que estaban disponibles y como Hamlet aparece en casi toda la obra, yo estaba siempre. Para hacer un ensayo general había que esperar que todos salieran del trabajo y terminábamos de madrugada”, indicó Armand Ugón a Ultimas Noticias.

Rafael Pence, dramaturgo, director, actor y docente recientemente llegado de Europa, señaló que “allá el ensayo es parte del trabajo y se paga a los artistas por hacerlo. Eso da derecho a exigir. Aquí cuando los actores se consiguen otro trabajo, hay que adaptar los horarios y no se puede hacer nada”.

24 excepciones

Dentro del teatro nacional hay 24 actores que pueden vivir de su arte sin necesidad de dar clases, animar fiestas o conseguir otro empleo. Son los integrantes de la Comedia Nacional, quienes cobran un salario de acuerdo al lugar que ocupen en el escalafón.

Eso los condiciona a estar disponibles para la Comedia. Para actuar en una película o una serie deben pedir permiso y están limitados para concurrir a los ensayos. En general, se les niega el derecho a actuar en obras externas aunque pueden desarrollar otros roles como la dirección.


Ultimas Noticias, 24 de abril de 2010 - María José Frías

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