martes, 23 de marzo de 2010

¿Habrá analfabetos digitales?

Para los estudiantes, los nuevos medios son algo corriente. Las computadoras e Internet se vuelven cada vez más importantes para el aprendizaje. Sin embargo, hay muchos que todavía no cuentan con estos medios y corren peligro de convertirse en "analfabetos digitales".

Los tiempos en que los medios digitales eran sólo cosa de informáticos quedaron atrás hace mucho.

La transmisión y el intercambio de conocimientos se realizarán en el futuro a través del ordenador y de la red, pronostican los expertos. Pero una cosa es poseer una computadora y otra diferente es saber y poder usarla. "Estamos frente a dos problemas: la exclusión digital y el analfabetismo digital, y ambos cobran cada vez más importancia", dice el experto británico en e-learning. Para esta problemática hay dos soluciones, advierte el pedagogo, docente invitado de la Universidad de Bremen, al norte de Alemania.

Una posible solución, según Attwell, reside en abaratar los teléfonos móviles. Otra, en la instalación de redes de WLAN más veloces y gratuitas por parte de organizaciones educativas y municipales. Así podría fomentarse el aprendizaje como una actividad que continúa toda la vida. El lema de Attwell es abrir el acceso en lugar de exclusivizarlo. Y dice que no se les debe temer a los nuevos medios, ya que son simplemente un complemento de las formas clásicas de aprendizaje, y no las remplazan. Lo mismo piensa la profesora Gilly Salmon, especialista en "Tecnologías del aprendizaje". Ella incluso cree que el futuro está en gran parte en el área digital, ya que muchos jóvenes crecen hoy con la computadora como si fuera algo totalmente normal.

La Universidad de Leicester, donde trabaja Gilly Salmon, ofrece hace tiempo y con éxito estudios a distancia. Trabajar en equipo en el mundo virtual. Alumnos de matemáticas en la Sun Valley Charter High School en Ramona, California. El estudio virtual ofrece posibilidades que un estudio clásico no posee, sobre todo el hecho de que se puede estudiar y trabajar al mismo tiempo. En las carreras virtuales, los estudiantes de diversos países se reúnen en espacios virtuales, así estén viviendo en el Cercano Oriente, en los EEUU o en el Caribe. "Nuestros estudiantes de la carrera de arqueología, por ejemplo, se encuentran en Second Life, en sociedades antiguas que reconstruimos especialmente para ellos", explica la profesora Salmon.

Los más perjudicados en el aprendizaje vía Internet son aquellos que no cuentan con los requisitos técnicos necesarios, como el hardware, los programas o la red eléctrica, y esto se aplica más que nada a los países más pobres. Según los críticos del e-learning, es aquí donde se abre una brecha social peligrosa entre los que pueden acceder a esos bienes tecnológicos y los que no. La docente británica piensa diferente: "Hay una cantidad de otros recursos además de la computadora de alta velocidad y la banda ancha", opina Gilly Salmon.

Según la experta, hay muchas variantes para las cuales no es necesario que el suministro eléctrico sea constante, y menciona los teléfonos móviles de los estudiantes como instrumentos de aprendizaje. Enfrentar el futuro con confianza.

Escolares africanos con una computadora. Luego de años de experiencia en redes de aprendizaje por ordenador e Internet, también Michael Tighe, docente en la Universidad Politécnica de Colonia, es testigo del entusiasmo con que los estudiantes enfrentan los problemas técnicos que se les presentan. Ya sea una laptop que no funciona o una plataforma de Internet que se prohíbe en China, los jóvenes de la generación Facebook encuentran pronto una solución, cuenta el profesor. El e-learning aún no llegó a todos los rincones del mundo, pero en la era digital las formas de estudiar cambian constantemente. Lo que fue ayer, mañana ya no será. Y el espectro de las nuevas maneras de aprender y enseñar es cada vez más amplio. La educación a través del aprendizaje electrónico se vuelve más democrática y flexible si se pueden aprovechar las oportunidades que éste ofrece.


La República, 23 de marzo de 2010

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